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¿Qué tipos de instalaciones fotovoltaicas existen?

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¿Qué tipos de instalaciones fotovoltaicas existen?

En la actualidad prácticamente está todo dicho sobre la energía solar y el autoconsumo. Sin embargo, pese a ello, todavía existe mucho desconocimiento sobre las instalaciones de este tipo. Y es ahora, justo cuando hay más ayudas y subvenciones para adquirirlas, cuando más importante resulta conocer más sobre ellas.

La ecuación es bastante simple: si quieres disfrutar de energía renovable y barata, la mejor opción pasa por las placas fotovoltaicas. Pero… ¿Son todas las instalaciones solares iguales? Lo cierto es que no, ni mucho menos. Y esto, aunque pueda parecer un asunto poco relevante, tiene una gran relevancia a la hora de elegir qué tipo de instalación te conviene más.

Así que, precisamente por este motivo, hoy vamos a ofrecerte la guía más completa sobre qué tipos de instalaciones fotovoltaicas existen. De modo que si quieres conocer más sobre ellas, sus componentes y cuál es más recomendable, no te pierdas todo lo que vamos a contarte aquí.

Tipos de instalaciones fotovoltaicas

Aunque más adelante nos centraremos en cada una de las instalaciones solares que existen, al menos las más destacadas, ahora vamos a explicar de forma breve qué tipo de instalaciones existen. Si hablamos de energía fotovoltaica, podemos dividirlo todo en tres grandes grupos:

  1. Instalaciones con conexión a red eléctrica.
  2. Instalaciones aisladas de la red eléctrica.
  3. Otros instalaciones solares.

Instalaciones con conexión a la red

Este tipo de sistemas solares se emplean para suministrar energía a un negocio o una residencia. Su objetivo principal consiste en minimizar al máximo la factura de la luz del usuario. Aquí podemos diferenciar dos categorías de instalaciones:

  • Sin conexión a la red: se refiere a una instalación que únicamente genera la energía necesaria para cubrir el consumo interno, sin verter los excedentes a la red eléctrica.
  • Con conexión a la red: en este caso, se trata de sistemas capaces de generar más energía de la que el usuario consume, aprovechando el excedente para venderlo a la red de distribución.

Instalaciones aisladas

Existen también otras instalaciones conocidas como sistemas autónomos, los cuales no están conectados a la red eléctrica convencional. Estas configuraciones suelen incluir dispositivos reguladores de carga, inversores fotovoltaicos y paneles solares, además de baterías para almacenar la energía generada. Esto último permite utilizar la energía generada a lo largo del día en los momentos en los que no hay uz solar. Son especialmente adecuadas para áreas remotas que carecen de acceso a una infraestructura eléctrica cercana.

Otro tipo de instalaciones

Existen otras variantes de sistemas solares, tales como los sistemas de bombeo solar, que se emplean principalmente en áreas agrícolas de elevada radiación solar. Así como las instalaciones de iluminación solar para generar luz en espacios públicos. Las opciones son prácticamente inagotables y, lo más destacado, es que se trata de una fuente de energía inagotable y completamente respetuosa con el medio ambiente.

¿Qué tipos de instalaciones fotovoltaicas existen?

Autoconsumo fotovoltaico conectado a la red

Ahora que ya conoces qué tipo de instalaciones solares existen, llega el momento de centrarnos en las que consideramos más comunes e interesantes. Empezaremos hablando más sobre el autocosumo conectado a la red, que es el que se da en inmuebles que, a pesar de contar con placas solares, mantienen su conexión a la red eléctrica.

Básicamente estas instalaciones permiten que durante el día, momento en el que las placas producen electricidad, solo se consuma la energía que nuestro sistema está generando. Y por la noche, o en los momentos en los que la demanda de electricidad es mayor a la producción de energía, la electricidad procede de la red de la distribuidora.

¿Qué sucede con la energía sobrante?

Es posible que en este punto te surja la interrogante sobre qué ocurre con la energía que generan tus paneles pero no consumes. Algo que puede ocurrir, por ejemplo, porque no estás en casa o porque no estás consumiendo demasiada electricidad en ese momento. Y es que resulta factible que tu sistema solar genere más electricidad de la que puedes utilizar. En tal caso, si se produce un excedente de energía, existe la opción de acogerse a un mecanismo de compensación para que la comercializadora eléctrica se quede con los excedentes y nos compense por ello. No obstante, esta opción solo es aplicable a instalaciones con una capacidad de hasta 100kW.

La compañía proveedora de energía estará obligada a realizar un pago por esa energía excedente que hemos vertido a la red y no hemos consumido. Sin embargo, dicha compensación únicamente se aplicará al término de energía en la factura eléctrica, y este término nunca podrá ser negativo. Esto significa que, si hay energía sobrante, no obtendremos ganancias económicas, sino que tendremos la posibilidad de no pagar ni un solo euro por la energía en nuestra factura.

Los componentes de una instalación solar conectada a la red

  • Inversores: de ellos depende que la energía generada por los paneles pueda ser utilizada posteriormente. Esto se debe a que convierten la electricidad generada de corriente continua a corriente alterna para que esta pueda ser inyectada a la red eléctrica de la vivienda.
  • Paneles solares: estas placas se encargan de convertir la radiación solar en energía eléctrica.
  • Estructura: es lo que soporta y sostiene a nivel estructural a las placas solares. Digamos que ejercen de base para los paneles, por lo que se suelen instalar en tejados, terrazas o terrenos.
  • Medidor energético: se trata de un componente opcional que permite medir y comprobar el consumo realizado y la energía generada por los módulos fotovoltaicos. De este momento podremos monitorizar nuestra producción y gasto de electricidad.
  • Baterías: al igual que el componente anterior, en las instalaciones solares conectadas a la red las baterías son opcionales. Sirven para almacenar la energía generada que no está siendo consumida, de manera que pueda ser utilizada más adelante.

Autoconsumo fotovoltaico aislado

Una vez te hemos explicado qué son las instalaciones solares conectadas a la red, llega el momento de profundizar sobre las aisladas de la red eléctrica. En este caso son sistemas que permiten obtener suministro eléctrico en lugares aislados de la red convencional, como su propio nombre indica. De este modo, son soluciones ideales para casas de campo, granjas, centros de investigación y otros lugares donde no llega el suministro eléctrico de la compañía distribuidora.

Existen diversos tipos de instalaciones de autoconsumo aisladas. Estos van desde generadores diésel de funcionamiento continuo hasta pequeñas centrales hidráulicas. No obstante, las opciones más populares y extendidas, debido a sus ventajas, son las basadas en paneles solares y baterías. Y esto es así debido a que por la noche no se produce energía solar. De este modo, mientras que las conectadas pueden recurrir a la red eléctrica para tener energía, en este tipo de instalaciones las baterías se convierten en la única alternativa.

Los componentes de una instalación solar aislada de la red

Como hemos repasado anteriormente con las instalaciones conectadas a la red, existen ciertos componentes indispensables para las instalaciones aisladas. A continuación vamos a repasar cuáles son exactamente:

  • Paneles solares: no hay cambios con respecto a las instalaciones conectadas. Los paneles fotovoltaicos son los mismos y cumplen las mismas funciones.
  • Regulador de carga: este componente permite que la electricidad generada por la instalación solar pueda almacenarse en la batería para que después sea utilizada.
  • Inversor: como hemos explicado antes, transforma la corriente continua en corriente alterna, que es la que se utiliza en los hogares.
  • Cargador de baterías: este aparato es opcional. Permite cargar la batería mediante un generador diésel o de gasolina, lo que resulta indispensable en los días con poco sol.
  • Baterías: son las principales protagonistas, después de los paneles fotovoltaicos, de estas instalaciones. En ellas se almacena la energía producida para que pueda ser utilizada a demanda.
  • Estructura: es lo que soporta y sostiene a nivel estructural a las placas solares.

¿Qué tipos de instalaciones aisladas existen?

Como sucede con cualquier otra instalación de autoconsumo, existen muchos tipos de instalaciones aisladas a la red. De hecho, hay tantas variedades que lo más sencillo es que lo dividamos todo en función de su tamaño y, por consecuencia, su demanda y producción energética. En este sentido, podemos dividirlo todo en tres grandes tipos:

  • Instalaciones aisladas pequeñas: suelen ser instalaciones para pequeños cortijos o casa, que únicamente buscan poder alimentar de electricidad bombillas, pequeñas bombas o algún que otro electrodoméstico.
  • Instalaciones aisladas medianas: en este caso hablamos de instalaciones solares para alimentar de electricidad viviendas. Lo aconsejable sería contar con inversores, cargadores eléctricos y reguladores de carga. Estos equipos son bastante económicos y suele ser suficiente con proporcionar potencias de 3 kW o 5 kW.
  • Instalaciones aisladas grandes: instalaciones de tipo industrial que requieren una mayor generación de energía, por lo que suele ser común instalar baterías bidireccionales de gran potencia en ellas. De este modo, además de ofrecer energía, son capaces de generar electricidad para cargar las baterías a la vez. Algo que, como hemos comentado anteriormente, resulta fundamental en este tipo de instalaciones.

Si quieres más información, ponte en contacto con nosotros y estaremos encantados de ayudarte.

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